Las temperaturas elevadas repercuten negativamente en la producción de los cerdos. Estos son animales homeotermos (de sangre caliente) capaces de mantener una temperatura corporal estable, pero en condiciones de exceso de calor y humedad, al no poder sudar, son menos tolerantes a las temperaturas extremas.
Los animales pueden evaporar agua a través de la piel y a través de las vías respiratorias. La primera respuesta de un animal es aumentar su frecuencia respiratoria y por lo tanto su pérdida de calor a través de la respiración.
Debido a su baja capacidad para disipar calor corporal, los cerdos dependen más de la reducción en la producción de calor metabólico para mantener una temperatura corporal constante que otras especies domésticas. La reducción del consumo voluntario de pienso en cerdos bajo condiciones de estrés por calor se considera como la mayor adaptación para reducir la producción de calor.
A parte de la temperatura, existen otros factores que influyen en la aparición del estrés:
- Humedad ambiental: los cerdos tienden a desarrollar estrés por calor cuando la humedad ambiental es elevada, aunque la temperatura no sea tan elevada.
- Peso corporal: los cerdos con un peso superior a los 75 kg son más sensibles al calor que los cerdos más pequeños
- Densidad de animales
- Tipo de alojamiento
- Factores genéticos
- Flujo de aire
¿Qué hacer cuando se presenta este tipo de situaciones?
Poner en marcha mecanismos de termorregulación que consisten en cambios fisiológicos y de comportamiento para mantener la temperatura corporal dentro del rango normal, produciéndose:
- Reducción del consumo de alimento
- Aumento de la frecuencia respiratoria
- Aumento del consumo de agua
La reducción del consumo voluntario de pienso en cerdos bajo condiciones de estrés por calor se considera como la mayor adaptación para reducir la producción de calor. Este menor consumo de pienso puede tener un impacto negativo directo sobre el crecimiento.
Para mitigar los efectos, desde el punto de vista nutricional, se debe tomar medidas adecuadas sin que su rendimiento se vea afectado:
- Dividir la ración diaria en varias tomas a lo largo del día.
- Asegurarse de que los animales siempre tengan agua de bebida fresca y limpia a su disposición.
- Puede ser útil administrar un alimento húmedo, en el caso de que normalmente se de seco.
Si bien existen muchas formas de mejorar el manejo y las formulaciones del alimento para abordar el estrés térmico, las técnicas enumeradas anteriormente proporcionan un buen comienzo, es necesario que consulte a un especialista veterinario.